(El sueño, Henri Rousseau - 1910 - MoMA - NYC)
Eran ganas de viajar, nada más; pero sentidas con una vehemencia que las potenciaba hasta el ámbito de lo pasional- y alucinatorio. De su deseo surgieron visiones; su imaginación, no apaciguada aún desde que iniciara la pausa en el trabajo, y empeñada en representarse de golpe todos los horrores y prodigios de la abigarrada tierra, se forjó con ellos un modelo. Y
vio,
vio un paisaje, una marisma tropical bajo un cielo cargado de vapores, un paisaje húmedo, exuberante y monstruoso, una especie de caos primigenio poblado de islas, pantanos y cenagosos brazos de río; entre una lasciva profusión de helechos, sobre una maraña de vegetación
ubérrima, turgente y de disparatadas floraciones vio erguirse velludos troncos de palmera, próximos y lejanos; vio árboles extrañamente deformados hundir sus
raíces en un suelo de aguas estancadas y sombríos reflejos
verduzcos, donde, entre flores acuáticas de color lechoso y grandes como bandejas, grupos de aves exóticas de pico monstruoso y cuello hundido miraban de soslayo, inmóviles en medio de los
bajíos; entre la nudosas cañas de un bosque de bambúes
vio brillar las pupilas de un tigre
acechante... Y sintió su corazón latir de miedo y de enigmáticos deseos.
(La muerte en Venecia, Thomas Mann. - Traducción: Juan del Solar)
PD: Un trozo de lo mejor que he
leido. Este fragmento (de 1912) describe la sensación que yo llamo "
pulso armónico" pero llevado casi al éxtasis. Un texto que recuerda a otros textos de
Borges (El
Aleph - 1949) o
Stendhal (Roma,
Nápoles y Florencia - 1817).