19 de Mayo
(Ampliación del Museo del Prado, Rafael Moneo - Madrid May 2007) [map]
Al final encontré un hueco en mi agenda para visitar la nueva ampliación del Museo de Prado a cargo de Rafael Moneo. El exterior ya lo había visto en alguna vez, siempre acercándome con la ilusión de que todo estuviera acabado, pero todavía faltan remates de jardinería, aceras, y la restauración del la Iglesia de los Jerónimos. Parece ser que hasta Octubre no se abre al público con las obras de arte de la colección permanente y alguna exposición temporal.
Bajo el título ABIERTO se presenta la visita a la ampliación, una ruta por los nuevos espacios antes de su inauguración. Y siendo sincero, iba algo escéptico, sobre todo después de la impresión que uno tiene del exterior. Es una obra que, como explican los guías, ha sido concebida por Moneo para no competir con el entorno (Jerónimos, Palacio de Villanueva, barrio en general), realizado por eso en los mismos materiales (ladrillo y piedra, principalmente) y sin resultar tan llamativa como gusta a los arquitectos-estrella actuales. Sin embargo, el interior es de una belleza sobrecogedora.
Geometría sensorial
Los juegos geométricos del suelo y el techo (que han marcado la inspiración de alumnos como Tuñón y Mansilla) tienen en el nuevo Prado la obra culmen de Moneo. La utilización de materiales en su estado puro, como el suelo de roble lavado con aceite; los sillares del claustro (recién restaurado) un monumento a la piedra en su estado puro; la luz monacal, a través de un lucernario que ilumina todas las salas de dentro a afuera; el estuco rojo de la Sala de las Musas bajo este techo en raspa de pescado; el espigado de los mármoles del suelo, imaginando los campos de cereal de Castilla; y el bosque geométrico de Boj exterior, mágico y perfumado.
La obra es un ejercicio maestro para los sentidos, desde lo perceptible a lo imperceptible, el culmen de una carrera polémica y triunfal, que regala a Madrid uno de los interiores arquitectónicos más bellos del mundo.
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2 comentarios:
Pez, todavía no lo he visto, pero después de leerte, espero que por contraste no me decepcione.
"el espigado de los mármoles del suelo, imaginando los campos de cereal de Castilla"
A mi, pese a todas las críticas, siempre me gustó el proyecto de Moneo. Sin embargo, su apertura, me ha dejado bastante frío: creo que no es una obra maestra. El exterior, tan anodino, me parece un colegio de monjas, y el interior recuerda en cada detalle, que es un edificio enquistado en la ciudad, un parche, justo lo que nunca debería parecer el Museo del Prado.
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