23 de Agosto

Muchas tardes te asaltan las ganas de escribir cuando no tienes nada con lo que escribir. Escuchas algo, ves algo, tocas algo, hueles algo, comes algo... pero no tienes ni papel, ni boli, ni teclas. Nada. Y pasan los días y te acuerdas de ese día en que tenías algo que decir pero no sabes lo que era. Nada. Entonces coges el papel, el boli, las teclas... y te lamentas.

1 comentario:

Nicho dijo...

Una parte de la mejor literatura no está escrita, ni siquiera dicha: sólo pensada, sentida, volada. Es así, y así debe seguir siendo.