THE FINAL COUNTDOWN
10, 9, 8...
Las tardes se hacen cada día más blancas, las sombras no se alargan más, no se detienen tampoco. Eres a veces una forma extraña de pensar en uno mismo, amigo. Palabras que nunca se atreve la lengua a recorrer, sonidos que no escapan entre los dientes.
7, 6, 5...
Esos pensamientos se enredan entre la saliva, se mastican por la noche, dormido. Son cosas que acaban provocando caries, agujeros en el alma. Pequeñas manchas en el blanco de la tarde, como pájaros que picotean en un banco de mármol.
4,3,2...
Los dedos también revolotean en los bolsillos buscando un motivo para detenerse, quizá una llave que abra definitivamente la puerta. Las uñas rozan, escarban el forro de la chaqueta buscando, puede ser, una dirección hacia la que partir de una vez por todas.
1...
Uno siempre está solo. Uno no cuenta con nadie para la vida, la vida es de uno. Uno piensa que hay algo más que uno mismo, algo que soporte, que detenga, que empuje, que explique. Pero uno es uno, no hay nada más.
0...
Nada. El blanco de la noche, otro final, o comienzo.
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